El Imperio Napoleónico

dimarts, 29 d’abril del 2014



El Imperio de Napoleón Bonaparte duró des del 1804, cuando asume el título de Emperador de los Franceses, hasta el 1815 con la derrota de Napoleón en la Batalla de Waterloo. Napoleón se asentó sobre un régimen personalista y autoritario pero difundió los ideales revolucionarios mediante la ocupación de numerosos estados de Europa.
Una vez nombrado Napoleón, emprendió la creación de nuevas instituciones y reformas. En primer lugar, elaboró un Código Civil (1804), un Código de Comercio (1807) y un Código Penal (1810) que sancionaban la igualdad delante de la ley, el derecho a la propiedad, la libertad individual, de conciencia y de trabajo, y el libre acceso a los cargos públicos. En segundo lugar, llevo a cabo una centralización administrativa y una enseñanza pública y la uniformidad lingüística.


GUERRAS NAPOLEÓNICAS

Se considera que las guerras napoleónicas empezaron durante la Revolución Francesa. Se formaron siete coaliciones, desde 1792 a 1815. Las dos primeras ocurrieron antes del Imperio Napoleónico. Las siguientes, después de la coronación de Bonaparte como emperador. 

Durante la Revolución, Francia estaba en guerra con Rusia, Gran Bretaña y Austria, así que Napoleón vio la necesidad de darle una pausa a la guerra, consiguió un tratado de paz en 1802, paz de Amiens, pero no duro mucho, ya que hubo un conflicto de intereses continentales y coloniales, ocasionando el reinicio de la guerra  en 1803, a la cual se le unió Austria, Rusia, Suecia y Prusia, estas fueron las dos primeras coaliciones  del Imperio  de Napoleón. De 1805 a 1807 el ejército napoleónico logró derrotar a los otros ejércitos. 


GUERRA EN ESPAÑA 

En 1806, tras fracasar su intento de invasión de Gran Bretaña, Napoleón decreta el Bloqueo Continental, que prohibía el comercio de productos británicos en el continente europeo. Portugal, tradicional aliada de Inglaterra, se niega a acatarlo y Napoleón decide su invasión.

El Tratado de Fontainebleau fue firmado el 27 de octubre de 1807 en la ciudad francesa de Fontainebleau entre los respectivos representantes de Manuel Godoy, valido del rey español Carlos IV, y Napoleón Bonaparte. En él se estipulaba la invasión militar conjunta franco-española de Portugal (la cual se había unido a Inglaterra) y se permitía para ello el paso de las tropas francesas por territorio español.

Tras cruzar la frontera española, Napoleón decidió incluir a España en su imperio. El mismo Napoleón comandó las fuerzas que invadieron España y derrotaron al ejército de este país. También derrotó al ejército inglés que vino a la ayuda de España. 

Finalmente conquistó Portugal en 1807 y en 1808 colocó a su hermano José en el trono de España, dejando Nápoles como una monarquía manejada por su cuñado, Joachim Murat.
En España en marzo de 1808, se produjo el Motín de Aranjuez. Carlos IV abdica en su hijo Fernando el 19 de marzo, pero antes que Fernando VII pudiera consolidarse en el trono, Napoleón Bonaparte convocó a la familia real española a un encuentro en la ciudad francesa de Bayona. Allí, Fernando VII renunció al trono a favor de Napoleón, quien cedió los derechos a su hermano José. 

El estatuto de Bayona (1808) organizaba España como una monarquía hereditaria en que el monarca ocupaba el centro del poder político, pero con la obligación de respetar los derechos ciudadanos proclamados en su texto. Debido a su origen y proceso no puede considerarse una Constitución, sino una Carta otorgada.


CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ (1812)

José I estuvo un breve período de tiempo en el poder. Además, se encontró con la oposición del pueblo español, que le consideraban alguien no deseado. Los liberales españoles se aprovecharon de la falta de autoridad del rey y fueron introduciendo reformas. 

Todas las ideologías convivían con un único fin, luchar contra los franceses. La Constitución se aprobó en el marco de la Guerra de la Independencia (1808 a 1814), y fue la respuesta del pueblo español a la situación que se vivía en la época.  

La Constitución de Cádiz, aprobada el 19 de marzo de 1812, festividad de San José, conocida por eso como la Pepa, es la primera Constitución propiamente española, ya que el Estatuto de Bayona de 1808 no dejó de ser una “Carta otorgada” marcada por el sello napoleónico.


CONGRESO DE VIENA (1814-1815)
La restauración  monárquica es un proceso que se inicia  después de la derrota de Napoleón, donde los países vencedores convocaron el Congreso de Viena para decidir la repartición de los territorios anexionados durante la era napoleónica y  a su vez, restablecer las monarquías absolutas.
Durante el mes de septiembre de 1814 se convocó un congreso en Viena, que  duraría 10 meses para decidir  como Europa se iba a reordenar después de la guerra. En el tránsito de este congreso, Napoleón sería derrotado definitivamente en la batalla de  Waterloo en 1815 por las fuerzas opositoras a su imperio. Prusia, Austria, Rusia y Gran Bretaña lograron detener el feroz avance que implicaba este enemigo común, poniéndole fin a las aspiraciones de Francia por su  predominio en Europa. El congreso de Viena fue temporalmente suspendida durante los cien días del gobierno de napoleón.

Dos principios básicos orientaron las discusiones del Congreso de Viena:

1. El principio de legitimidad, consideraban legítimo a los gobernantes y a las fronteras que existían antes de la Revolución Francesa. 

2. El Principio de equilibrio, defendió la organización equilibrada de poderes económicos y políticos europeos, para hallar un equilibrio de poderes en la Europa del siglo XIX. El equilibrio del poder  se manifestó  en el reparto de los territorios   por parte de las potencias  que salieron victoriosas de la guerra contra Napoleón


FINAL DEL  IMPERIO NAPOLEÓNICO 

En 1812, Napoleón emprendió una campaña rusa. Su ejército se debilitó y los rusos lo derrotaron en la batalla de Bordino y lo obligaron a retirarse. A consecuencia de esto, se le condenó al destierro en la Isla de Elba. 

Napoleón logró escapar de la Isla e impuso el Imperio de los Cien Días, pero una coalición lo derrotó en 1815 en la batalla de Waterloo. Cuando volvió a Francia abdicó en favor su hijo Napoleón Carlos Bonaparte. Esto fue un mero trámite. 

Al final, se impuso la restauración de Luis XIII y Napoleón fue capturado por las fuerzas inglesas y enviado al exilio en la Isla de Santa Elena, donde pasó el resto de su vida.





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